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domingo, 18 de diciembre de 2016

El tráiler que te parió



Mucho es lo que ha ido evolucionando el arte del tráiler en esos aproximadamente 100 años de historia que tiene. En el mundo del cine, es una importantísima herramienta de la que se ayudan las grandes compañías para vender lo mejor posible su producto. Y es que aunque su fin no ha cambiado mucho, su objetivo no es otro que conseguir que el mayor número de espectadores vayan a ver una película, su contenido, forma y presentación no ha dejado de transformarse y cambiar hasta lo que es a día de hoy, una industria dentro de otra industria.


Pero lo que inicialmente se creó a modo publicitario de las propias salas de cine para promocionar sus futuras proyecciones, y que por cierto, se mostraban al final de la película, fue rápidamente transformándose y adaptándose a medida que el cine iba evolucionando.






A principio del siglo XX teníamos aquellos primeros tráilers del cine mudo, en los que unos carteles nos presentaban el título de la película y las estrellas que aparecían, éstos se iban intercalando con unas pocas escenas más escogidas por azar que con maña, alguna frase promocional y ahí teníamos el anuncio del próximo estreno.




La llegada del sonido al cine fue uno de los primeros pasos de gigante que dio la industria. ¡Ahora se podía escuchar música y oír a los protagonistas! La introducción de las hipérboles flotantes, "La mayor historia jamás contada", "El hombre más peligroso en la ciudad más peligrosa del mundo", como podemos ver, el hype no es una invención del siglo XXI. Llegaría el gran Hitchcock, dirigiéndose personalmente al espectador para hablar de su nueva película en la que intentaría despertar el interés del espectador sin revelar prácticamente nada de la trama.






Poco después se empezarían a integrar los actuales cánones del teaser actual. Un tráiler con guión, una cuidada selección de escenas tanto de acción como diálogos con los personajes y por supuesto, de fondo, el mejor tema de su banda sonora.



Aún recuerdo cuando de adolescente, aún lejos de la aparición de Youtube, con una escasa promoción del cine en televisión, uno iba al cine y se quedaba maravillado los primeros quince minutos de proyección, ahí podíamos ver los tráilers de las próximas producciones de las granders mayors de la industria. Por aquel entonces aún se promocionaban con el fin de generar interés y expectativa, mostrando lo justo y necesario para dejar enganchando al espectador en su asiento dejándolo con ganas de más.


Hoy, las cosas han cambiado, con la llegada de Internet (ya no era necesario pagar una entrada de cine para ver el nuevo tráiler de Star Wars para luego marcharse) la industria de este mercado vivió su última revolución, con una promoción y difusión infinitamente mayores, las grandes compañías optan por poner toda la carne en el asador, como resultado nos acabamos encontrando con películas que se ven superadas por su tráiler, o sencillamente nos encontramos con un teaser que nos destripa de principio a fin el argumento de la película, en el mejor de los casos, vemos de antemano las que serán las mejores secuencias del film.


Por eso me resulta curioso, como este nuevo estilo de anunciar las películas ha acabado dividiendo al público, entre ese sector deseoso de ver todos y cada uno de los tráilers que promocionan una nueva superproducción, y los que como nosotros, ahora evitan a toda costa verlo para evitar excesos de información o revelaciones indeseadas. Evitar los spoilers, puede incluso resultar más difícil, y es que pese a que Internet es una gran y poderosa herramienta, sin duda se puede convertir en un arma de doble filo.


Fran Luna

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